Caminas por un frondoso bosque. La vegetación lo cubre todo, el canto de los pájaros vuelve ameno tu paseo y el sonido de un riachuelo te relaja. Te sientes a salvo, en un lugar seguro y agradable. Pero no dura mucho. Este mundo es así, engañoso. Hace que te confíes y de pronto aparecen ogros queriendo triturar tus huesos, dragones que te lanzan llamaradas, trolls que te despojan de todo lo que aprecias...El camino se vuelve tortuoso y tienes ganas de regresar a la comodidad del hogar.
Pero ahí están las
hadas, tan bonitas y dulces. Juegan y revolotean a tu alrededor. No puedes
dejar de mirarles. Es posible que hayas encontrado la calma, la ilusión y la
alegría que necesitas.
¡Ya te han atrapado!
Cuando te das cuenta estás volando boca abajo y recibiendo golpes de todas las ramas que haya en el camino.
¿En qué me has
metido? ¿Qué tiene todo esto que ver con dedicarse a la escritura? Me preguntarás. Tiene TODO que ver. El mundo de
la escritura es así, una lucha constante y momentos de falsa paz. Escribir es
una actividad engañosa. Ahí tienes tu mundo, tus ilusiones, tu vía de escape o
tu desahogo. Sientes que escribiendo todo se arregla, que te relajas. Cuando tu
obra empieza a tomar forma te ilusionas… Pero llegan las dudas, los miedos y
ese terrible aliado que no siempre se sabe manejar, las críticas.
El camino del escritor
puede ser tortuoso, con las hadas agarrándote de un pie y dejando que te des
contra todo lo que te encuentras mientras un dragón te chamusca el trasero. Y
luego está cuando caes en manos del ogro… Ay, el ogro, como disfruta
destrozándote. A ti y a tus ilusiones, claro, y el troll, ese pequeño cabrón,
le ayuda robándote la esperanza. La soledad y una sensación de
vulnerabilidad caen sobre tus hombros, un peso que te aplasta y te deja sin
huesos. Esto sucede demasiado a menudo, por desgracia.
Ya, ya, tú no has
venido aquí para que te diga lo difícil que es esto, para que te diga cómo es
lidiar con tus más profundos temores. Ya, lo sé. Pero, la cosa es así. No te
voy a decir que es fácil, no voy a darte una solución a todo esto. Sí, voy a
decirte cosas buenas —ten paciencia, ahora vamos —, pero debes recordar que el
camino fácil no existe y que todos los monstruos están ahí, esperando un paso
en falso. Oye, el camino difícil no es solo para los personajes de los que
escribimos historias. Nosotros también lo tenemos y es una razón más para
complicarles la existencia a ellos.
Lo primero, NO ESTÁS
SOLE. Observa un poco a tu alrededor. No, no me refiero a tu perro o gato,
tampoco al hámster. No tiene que ser en tu propia casa, tampoco en tu familia
—hay gente que tiene mucho apoyo, pero tengo visto que no es el caso general —.
Te hablo de otres escritores. Si mientras recorres ese bosque no te aíslas, si
miras un poco tu entorno, entre los ogros y los trolls, encontrarás a otres que
siguen el mismo rumbo. Algunes irán más adelantados, quizá tú eres de nivel
tres y elles ya van por el cincuenta, y algunes irán más atrasados. Ayuda a les
que van detrás y aprende de les que van delante, apóyate en todes y deja que
elles también se apoyen en ti. Oh, mira. Alguien de nivel 30 ha matado a un
ogro y une de nivel 2 ha encontrado un libro con el idioma de los dragones.
Vaya, otre de 50, pese a toda su experiencia, ha caído en una trampa de hadas.
Corre, usa tu daga y sácale de ahí. Anímale a seguir y muéstrale que cualquiera
puede caer y volver a levantarse. Le habrá pasado muchas veces, igual que a ti,
pero ¿a que es difícil acostumbrarse? En equipo todo es más fácil —y sí,
también pueden acabar escribiendo una obra contigo —. Haz amistades, viene
bien. La soledad ya no es tu mayor problema.
¿Qué? Los miedos,
claro. ¿Se te ha ocurrido preguntar a ese escritore del nivel 500 —ese que
lleva un bastón de mago— si puede compartir su sabiduría contigo? Tal vez has
dado con tu propie Gandalf —o Yoda, puede que hable raro y sea algo verde —y
estás pasando por alto a une guía estupende. Te puede enseñar artes mágicas o a
dar con las herramientas adecuadas para enfrentarte a ese maldito troll que se
te ha subido a la espalda. ¡No dejes que robe toda tu esperanza! Rápido,
lanza el hechizo.
Escribir no es una
tarea fácil y te traerá muchas dificultades, cierto. Es un trabajo duro, que
requiere mucha constancia y esfuerzo. Además, es fácil llegar a
desilusiones y las críticas pueden ser dolorosas —algunas ayudarán, otras serán
destructivas—. Es difícil hacer oídos sordos a las hirientes y aceptar las
constructivas. Habrá momentos en que quieras dejarlo todo o que ese borrador te
mire con malos ojos, diciéndote que nunca llegarás a nada y harías mejor
buscándote un trabajo de verdad, que dejes esto para quienes tienen
talento —ay, el maldito y sobrevalorado talento—. Es muy complicado recordarte
que tú también vales para escribir, que tu trabajo tiene el mismo mérito y la
misma importancia que el de les demás. ¡Y más difícil es no compararse! Pero,
eh, mejor aprender de elles que querer ser elles. Resulta que si fueras igual
que ese de ahí ya no serías original. Es muy difícil, sí, pero también es lo
mejor que puede haber.
Piénsalo. Cuando coges
tu libreta y tu bolígrafo, o cuando te sientas frente al ordenador. Las
palabras empiezan a fluir o mil ideas sueltas cubren la hoja. Es
fantástico. Cuando los personajes cobran vida o los versos hacen que tu alma
hable. Piénsalo, piensa en tus avances y en lo bien que te sientes
mientras trabajas. Sí, es relajante, aunque luego vengan las dudas tú te
sientes bien, realizade. ¿O acaso no? ¿Acaso no te sientes realizade cuando el
trabajo termina?
¡Corre, apunta esa idea antes de que el troll te la robe!
Bien, sigamos. Este es
tu trabajo, y es un trabajo de verdad para el que vales. Sí, lo sé, sé que
vales porque estás esforzándote y estás buscando tus herramientas. ¿Por algo
has llegado a este artículo y has aguantado a las criaturas torturándote,
no? Y que no necesitas que nadie te diga que sigas escribiendo, que
vales, que luches. Lo sabes y no te vas a rendir porque enfrentarte a todas
esas criaturas, a ese hombre lobo que ahora mismo quiere despellejarte, es lo
que te gusta hacer. Pero claro, tú has venido hasta aquí para que te infunda
ánimos.
Pues bien, te animo a
que busques escritores, a que te relaciones con elles. ¿Por qué escritores solamente?
Busca escritores, editores, ilustradores, correctores, traductores… Relaciónate
con cada une de elles, que te ayuden a crecer y ayúdales también. Comparte tus
progresos y habla de tus proyectos. Te aseguro que ayuda mucho.
De verdad, ánimo. No
dejes de escribir aunque intenten acabar contigo. Tú puedes.
Si quieres puedes
dejar un comentario con tu situación y/o apoyo para otres escritores, también
puedes contactar conmigo —mis redes están por el blog—.
No dejes de luchar
contra ese troll y no dejes que el ogro haga un puré con tus huesos.
Por fin lo retomas! Felicidades por el 1er post! Está muy muy interesante ��
ResponderEliminarGracias por el apoyo, preciosa ♥️
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