Autora: Nieves Mories
Editorial: El transbordador
Dicen de esa casa, esa que ves ahí con un seis pintado de verde en la fachada, que ahí se habla con los muertos. Que si pagas una módica cantidad te pondrán en contacto con el más allá. ¿Qué puedo decirte? He visto salir de ella a hombres descompuestos, lívidos. A mujeres llorando que no volvieron jamás.
También vi, hace años, cómo se llevaban a la madre en una bolsa para cadáveres. Las ambulancias paran mucho por aquí, sí.
Yo sólo sé que nunca han descorrido las cortinas. Que apenas van a hacer la compra ni se relacionan con el vecindario. Él antes salía a trabajar, pero ya ni siquiera eso. Tiene su negocio en casa, dicen que lo ayudan las niñas. Esas niñas tan extrañas que nunca se acercan a nadie.
La menor, esa es la que... Qué se yo lo que hacen ahí. Pero no me acercaría mucho. Por si acaso.
¿Eso que llevas es una tarjeta de visita? ¿La suya? Lo que me faltaba por ver...
ASUNTOS DE MUERTOS
Reconciliaciones - Exorcismos
Le ayudamos a quedar en paz con sus seres queridos en el más
allá
Fiabilidad y discreción aseguradas
Tarifas flexibles
Así que Asuntos de muertos. ¿Así lo llaman? De verdad que ya no hay respeto por nada...
¿Qué tendrá la hija
del sepulturero
que con asco la miran los mozos,
que las mozas la miran con miedo?
Cuando llega el domingo a la plaza
y está el bailoteo
como el Sol de alegre,
vivo como el fuego,
no parece sino que una nube
se atraviesa delante del cielo;
no parece sino que se anuncia,
que se acerca, que pasa un entierro...
Chaschaschas es el sonido de las tijeras con las que juega un bebé en su cuna, las tijeras con las que su madre se ha quitado la vida. Unas tijeras que le acompañarán por el resto de su vida, que formará parte importante de ella. Hay un cenicero también, un cenicero roto, que sirve para mantener el contacto con el otro lado, el más allá.
Asuntos de muertos es una historia de familia y amor. Un amor tóxico, cruel y dependiente, pero amor al fin y al cabo. Nieves Mories nos trae una historia trágica en la que la familia es muy importante, demasiado, tanto que pase lo que pase no se pone distancia, se vuelve una y otra vez a su lado, a las heridas que no cicatrizan y se infectan, a las cicatrices más visibles. Una historia sobre un timo en el que se aprovechan del pesar de las familias que han perdido a alguien, que utiliza a niñas para este propósito, y una maquina salida de la cabeza de una de las pequeñas. La resonancia del miedo dice la autora que se llama. ¿Pero es un timo realmente o hay algo más ahí? ¿Es posible que los espíritus se acumulen en la casa del seis pintado de verde? ¿Que la pequeña tenga alguna especie de don?
Pequeño Francis, pequeño Francis, bendito seas, pequeño Francis, reza Victoria, nuestra protagonista, para ponerse en contacto con su hermano muerto, ese que fue asesinado siendo un bebé antes de que ella naciera. Su único compañero y amigo durante algún tiempo.
Una historia trágica y espeluznante que juega con las referencias a Edgar Allan Poe —sobre todo, aunque hay alguna más— y sobre todo su La máscara de la muerte roja y La caída de la casa Usher. Pasando, como en este último, que la casa muestra la decadencia y la corrupción de la familia que la habita.
Nieves juega maravillosamente con las emociones de una persona insegura y dependiente, transmitiendo terror entre lo cotidiano y lo sobrenatural. El peso que tiene la corrupción humana, el egoísmo, los malos tratos…Te pone la piel de gallina y te estruja el corazón hasta doler.
Y ese final, redondo, perfecto, que enlaza con el inicio y muestra que hay cosas que no pueden quedar sueltas, que deben hacerse sacrificios demasiado duros y que los genes y la educación tienen una gran importancia en la historia familiar.
Los trigger warning que se me ocurren con esta historia son autolesión, suicidio y enfermedad.
Podéis escuchar el audiolibro, narrado de una manera magistral por Aneta Fernández, en Podimo y Storytel —lo escuché en ambas plataformas, porque una vez no es suficiente—.
Nieves Mories es una de las grandes escritoras de terror de España y no puedo dejar pasar la oportunidad de recomendar que la leáis —yo la primera vez que la leí fue con La chica descalza en la colina de los arándanos—.
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